Por: Manuel Lucio/Retratista
Gran amiga, sencilla, honesta y con un profundo amor a su familia que lo pude palpar al hacer sus fotos en esa mañana de convivio que me hizo sentir momentos especiales con niños corriendo, adultos degustando sus alimentos y completa armonía, es lo que desarrolló una amistad con Lourdes Margain, siempre mostrando su mejor cara y empatía, ya que nunca la he visto en otro modo que no sea el cordial y de un gran fervor a Dios y los suyos: “Educadora, mi carrera elegida…Tuve los conocimientos y la experiencia de saber la importancia de brindar las bases de valores, amor, empatía, desarrollar habilidades para un mejor desempeño en la vida de los pequeños que tuve a mi cargo. Después, la gran fortuna de encontrar a mi compañero de vida e iniciar nuestro recorrido y formar nuestra familia con dos hijas maravillosas en donde pude dar lo mejor de mí para formar mujeres de bien y en las que deposité mi amor, tiempo y esperanzas, darles la educación, valores y las mejores armas para salir triunfantes y felices a la vida; enseñarles el valor de la familia, la amistad, la fe, la honestidad y el amor, viendo con satisfacción que ahora ellas están haciendo lo mismo con sus hijos, como un círculo de vida, de amor. Agradecidos profundamente con Dios, con el universo y con la vida, por poder ahora disfrutar la culminación: ver esas caritas, sonrisas, bracitos rodeando tu cuello, vocecitas diciendo ‘te amo abuela’, qué más se puede pedir.