El principal problema con esta película de terror es su notorio bajo presupuesto, lo cual hace que visualmente sea muy poco atractiva, desde las locaciones que utilizaron hasta los efectos acartonados que solo logran efectividad en las explosiones y la sangre salpicada en pantalla; las interpretaciones son malas, los diálogos cursis y la historia olvidable, no generando suspenso ni sorpresa en los momentos donde debería.
“La caverna” se centra en la piloto de la Royal Air Force, la teniente Kate Sinclair, que se encuentra en su última misión de vuelo cuando su avión es derribado sobre los bastiones rebeldes más peligrosos de Afganistán. Ella encuentra refugio en un búnker subterráneo abandonado donde se despiertan criaturas mortales creadas por el hombre, mitad humanas, mitad alienígenas y hambrientas de carne humana. Sinclair apenas escapa y, sin saberlo, lleva a las criaturas conocidas como Rvagers de regreso a la base del ejército de los EE. UU.
Puede que las criaturas salvajes que aquí se muestran sí tengan ese toque tétrico que se necesita al menos para llamar la atención, pero al verlas ya con detenimiento o cuando hacen presencia completa, desilusionan porque enseguida se nota la mala caracterización, desgraciadamente la película intenta ser efectiva, más al estar dirigida por el creador de “El descenso”, la película de 2005 que tuvo una continuación y de las que ambas resultaron muy buenas en su argumento, siendo notorio ahora el gusto que mantiene por mostrar criaturas extrañas que viven debajo de la tierra, pero aquí tenemos el claro ejemplo de un proyecto de malos resultados.