Por: Úrsula Ramos
ELLA
Necesitaba tanto amar
que construyó su templo
no importa si fue
de miel o azúcar él
o tal vez de hiel y de amargura
de desamor, de distancia
o cercanía.
Lo importante fue vivirlo
sentir que desafiaba al tiempo
que aquel templo era sagrado
y por lo mismo
no moriría nunca.
Siempre la confortaría
siempre la sostendría
siempre justificaría
su existencia terrenal.