Llega a su final la Segunda Temporada de la serie de suspenso creada por M Night Shyamalan
En su primera parte, resultó un thriller muy efectivo, perturbador y macabro, donde el creador, productor y director M Night Shyamalan logró captar nuestro interés ahora en formato serie. Debido al éxito, una segunda temporada llegó y con ello más de lo que ocurre en la vida del matrimonio formado por Sean y Dorothy Turner, 10 episodios en el que la pareja fue llevada al límite de la cordura, pero que desgraciadamente no logró capturar nuestra atención; cada episodio fue aburrido y la historia no avanzó, pero lo curioso, sus finales valían la pena. Lidiar con la muerte de un hijo de formas diferentes es el tema principal, pero Jericho, vivo o como muñeco sustituto, fue nuestro interés, aquel del que una misteriosa niñera, Leanne, se encargaría de sus cuidados, hasta que un día desaparece, la cual pertenece a una secta y de la que sus miembros comienzan a aparecer.

LO BUENO: ¿Qué me mantuvo viéndola? Su calidad de producción y ambientación, elegante y sofisticada; sus movimientos de cámara giratorias y panorámicas; la oscuridad que siempre predominó y los papeles interpretados por Lauren Ambrose (Dorothy) y Nell Tiger Free (Leanne), por ellas vale la pena la serie. Los pocos personajes extras que aparecieron, le inyectaron el toque siniestro muy efectivo; los primeros cinco episodios aburridos, pero a partir del sexto la trama logra mejor ritmo y no lo niego, el final de temporada es muy bueno, todo el episodio vale mucho la pena y deja la puerta abierta a lo que será una tercera.

LO MALO: Por fin apareció Jericho y Dorothy logra tenerlo en brazos, pero, ¿esperamos 10 capítulos para ver esto?, desgraciadamente sí y en realidad bien se pudo resumir para no extender tanto la trama con situaciones innecesarias. Toby Kebbell (que interpreta a Sean) pésimo, torpe y sin aportar nada, y en el caso de Rupert Grint (Julian) medianamente funcionó dando un poco de comedia. Faltó muchísimo suspenso a comparación de la primera, por lo que se sintió insípido este paso, deseando que de continuar, preste más atención al hilo conductor para que no se convierta en una decepción.