Por: MARTHA ELSA DURAZZO M./El Dictamen
Cuando tornan de color las verdes hojas, va arribando el otoño… Para Ti, gracias a este espacio que nos brinda EL DICTAMEN, Decano de la Prensa Nacional, puedo presentarte una muestra del trabajo del poeta. Ramón Olivares…
Hasta la próxima, D.M..
Ramón de Jesús Hernández Olivares. Veracruz, Ver. Danzarín y poeta.
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LA NOCHE
Un sentimiento que lastima,
eco apagado dentro de mi voz,
por los recuerdos de la brisa
y los mensajes de estrellas fugaces.
La soledad tiene el color
de mis ojos de tristeza,
y mis labios texturas olvidadas
de tus cálidos besos.
Está triste la noche,
abro mi ventana y escucho a los grillos,
y solo se escuchan ecos de fantasmas.
Manecillas imaginarias se colocan
en mi pecho, rompiendo mis ansias,
un sentimiento fluye en el alma,
y sin sabores en mis lágrimas .
Busco tu perfume en cartas olvidadas
por el tiempo,
silva el viento melodías nostálgicas
de una tarde de playa.
Un manto de estrellas me cubre,
cuida las ilusiones ¿Y yo? Enloqueciendo,
queriendo hilvanar con mi sangre tu nombre.
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DISTANCIA
Hoy acudes a mí para sentarte en esta mesa,
observas mis ojos que aún cerrados,
perciben los colores de un campo de girasoles
extasiados bajo el sol.
He de pensar en esos caminos que el tiempo
ha marcado este destino,
sentados en esta mesa crujiente y vieja
tomas mi mano que tiembla, que sufre.
Entre mi rostro cubierto y el tuyo
solo existió la distancia de un suspiro,
percibí tu aroma a lavanda y mis latidos
se detienen para crear el silencio.
¡Bendito recuerdo!
Tomaste mi hombro cansado de los días
y el peso de los recuerdos,
transformaste en momento sublime
en mi memoria de nuestro último baile.
Entre tus labios y los míos
y sin temor a equivocarme la distancia fue
una ferviente sed,
tocamos nuestro rostro con huellas del tiempo
que el viento ha besado.
Acortaste la distancia entre montañas bautizadas
por copos de nieve,
prometiste volver y besar mis labios
y romper… el hechizo del tiempo.
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LA VOZ
En mi mente suenan las gotas
cayendo en hojas de margaritas,
cocuyos en danza febril en el reflejo cristalino
del cántaro de tus manos.
Aun en el silencio, palabras de antaño
que atraviesan el alma,
son tan solo sonidos celestiales de recuerdos
bajo la luna de noviembre.
El eco de la voz… apaga las velas
y siento tu presencia cercana,
mi alma se aquieta en silencio
y escucha destellos poéticos.
Sonríen las sombras de la noche
escondidas en cortinas de encaje,
y los girasoles dormidos,
al compás de tu sonrisa se inclinan.
En el silencio tu voz será el sonido del violín
que en sus bemoles lloran humedeciendo
la partitura de tu tesitura.
Voz que llora.
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NIÑA DE OTOÑO
A paso lento caminas por el universo
que te ha preparado uno, de hojas multicolores,
son segundos del otoño que se deshoja
entre colores naranja, café y ocre.
Ataviada de destellos de topacio,
sutil y perfumada por el viento,
es tu piel lozanía perfecta
y tus risos listones dorados.
Vuelan las mariposas monarca,
y los cocuyos cantan,
en el río las ranas croan su himno de media noche
y crujen en tus pies hojas de una estación perfecta.
Los árboles susurran al viento tu belleza
para ir impregnándolo en sus vórtices,
con lluvias y tormentas,
el tiempo se deshoja
Caen la ramas de los árboles
tejiéndote una corona,
eres la princesa de sus bosques,
y de sus cuentos.
Es tan bello tu entorno
que descansas sobre hojas naranja y ocre,
y miras el cielo perfecto
cuando se viste de universo.
Y susurras sutilmente al otoño
que dormirás…mientras dure el invierno.
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ABANDONO
Mis pies se humedecen por la caricia
de las olas,
navego con mi vista en ese horizonte
de colores febriles,
y habito sólo en ese universo que calla,
que lamenta no escuchar cuando le cantas
al amor… en el viento.
Etéreas ninfas acuáticas se posan
en el vacío de mis manos inquietas,
y por tu abandono, húmedas de tristeza,
y las olas me despojan de mis ropas de lino,
frágil textura de pétalos,
el mar conoce la desnudez de mis ansías
que amainan su paso a la caricia de las olas.
En mi abandono, toco mi rostro para no
perder el recuerdo de mi esencia,
mis labios húmedos en vórtices envían
besos a la luna,
callada y ausente de mis sueños,
abismos en mi pecho, voces que desgarran
latidos que se apagan al ritmo de la tristeza.
Sentado en la blanca arena
mis dedos contaron recuerdos escritos,
ausencia de alegrías, manto de tristezas
sabor a mar.