Va a ser una experiencia muy difícil no sufrir con Adam; pasamos por sus demonios, aquellos que se fueron despertando desde temprana edad pero él no los entendía. Fueron avanzando, se fueron apoderando de todo su ser hasta comenzar a habitar con ellos, a escucharlos, a hacerles caso, y ahí es donde comenzó lo grave de la situación.

Era su lado oscuro, su lado perturbador, pero no lo entendían; se sentía loco, peligroso y quería gritar, salir huyendo de todos aquellos a su alrededor porque no quería hacerles daño porque pensaba que los destruiría, y con todo esto me queda claro que los libros juveniles van un paso adelante de lo melosos y rosas que eran antes, porque ahora abordan temas complicados, difíciles y que nos permiten entender que existen vidas con problemas mayores a los nuestros, en los que los días mejores son pocos y a veces son superados por ser de aquellos de los que es muy difícil salir; pero ahí, lejos de buscar un entendimiento, existe el amor de la familia, el apoyo de los amigos y la aparición de ángeles guardianes que nos guían para salir y comenzar a admitir las fallas para darnos la oportunidad de enfrentarlas, derrotarlas y alejarlas.

Al introspectivo e inteligente Adam (Charlie Plummer) le diagnostican una enfermedad mental que mantiene en secreto en el instituto: esquizofrenia. Viviendo en un constante pánico a verse expuesto, las cosas no comienzan a marchar bien en su colegio hasta que ocurre un incidente por el que es señalado, pierde a su mejor amigo y se ve en la necesidad de cambiar de colegio al ser expulsado; llega a uno nuevo, uno católico, en donde encuentra una fuerte conexión con Maya (Taylor Russell), quien le ayuda a pelear por sus metas y no verse definido por su enfermedad.

Esta película me gustó y superó por completo mis expectativas porque en realidad no era lo que esperaba; si hablamos de actuaciones Charlie Plummer está tomando mayor presencia en películas y series de este estilo, en donde no representa al clásico chico común, tomando papeles diferentes al promedio, y junto a él viene una encantadora Taylor Russell, quienes manejan una química inolvidable, pero tampoco podemos dejar de mencionar a la madre y el padrastro de un chico al cual apoyan y que incondicionalmente harán hasta lo imposible por ayudarlo a salir adelante como el equipo que representan: la familia, y más porque en el chico es excelente en la cocina y eso lo quiere ejercer como una profesión en el futuro.

Vale la pena, demasiado diría yo, porque aquí aprendemos a ser agradecidos, a valorar a las personas que tenemos y que pese a ser diferentes, podemos lograr superarnos aún con todos los temores que eso traiga consigo, todo sea por borrar de nuestra mente los demonios que nos impiden descubrir lo importante y necesarios que somos en la vida, siendo honestos principalmente con nosotros mismos. No importa que no seas normal, tú puedes ser quien quieras, siempre y cuando eso te haga sentir bien.
