El principal atractivo de la nueva película de acción de Netflix sin lugar a dudas es tener como protagonista a la hermosa Gal Gadot, a la cual este tipo de papeles le quedan muy bien en especial desde que “Wonder Woman” llegó a su vida, pero con un estilo muy a lo 007 y Misión Imposible, solo que en versión femenina, “Agente Stone” no logra ofrecernos algo más allá de clichés y secuencias de acción y peleas bien logradas, pero con una trama poco atractiva.
Partiendo del mundo del espionaje y las intrigas internacionales, es como conocemos a Rachel Stone (Gal Gadot), una agente de élite dedicada a la inteligencia, que trabaja para una oscura organización global cuyo objetivo es mantener el equilibrio mundial y neutralizar cualquier amenaza mediante tecnología de punta. Rachel ha recibido el mejor entrenamiento profesional para convertirse en una agente infalible cuyo cometido siempre cumple con éxito. En una carrera a contrarreloj para proteger su organización, la agente Stone y su equipo intentarán impedir que una misteriosa hacker robe su arma más preciada, y también la más peligrosa, sin saber que cerca de ellos se encuentra alguien que los traicionara.
La película como tal resulta palomera y entretenida aun cuando no descubre el hilo negro en todo esto, como tal las interpretaciones resultan aceptables más no memorables, pero esto es debido a que la historia no sorprende ni la hace ser recordable al momento de terminar de verla.
A bien tiene la presencia de Matthias Schweighöfer, a quien últimamente podemos encontrar en varias películas de este género y sus papeles siempre los interpreta de buena gana, pero su duración de dos horas, ofrece secuencias ya muy vistas en otras cintas y con mejores resultados, apoyándose aquí en varias secuencias creadas por computadora y un villano que al final de cuentas no logra tener la fuerza para ser temido u odiado.