Con 27 años de edad, Dalia N fue encontrada asesinada, su cuerpo, envuelto en cobijas y hallado en la colonia San José Los Cerritos el pasado sábado.
Ahora, dos pequeños 6 y 7 años quedaron en la orfandad ante las sospechas de que la expareja sentimental de la joven sería el autor del crimen, la Fiscalía de Puebla ya investiga al acusado de nombre Sergio N, un vendedor de frutas en la Central de Abasto, que habría actuado en complicidad de más sujetos.
Ayer, el cuerpo de Dalia, caso que marcó el asesinato de mujer número 98 en lo que va del año en toda la entidad poblana, fue velado por familiares y amigos, quienes recordaron que la víctima conoció a su verdugo en la Central de Abasto, donde ella vendía gelatinas y Sergio, aproximadamente de la misma edad que la hoy occisa, comercializaba papaya, específicamente en la Nave C.
Frente al ataúd de la joven, el cual fue rodeado por flores y veladoras, una de las hermanas de la víctima aseguró que ya estaban siendo atendidos por la Fiscalía de Puebla y que incluso trascendió que la mañana del sábado pasado, Sergio fue visto abandonando el cuerpo de Dalia con la ayuda de otros sujetos, sin que al momento lo anterior se tenga confirmado.
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No obstante, minutos después, tras una llamada telefónica, otra hermana de la víctima reiteró el apoyo que ya obtienen de la Fiscalía e incluso el acercamiento que han tenido con la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CDH) Puebla, instancias que aseveraron, les han pedido no hablar sobre el tema con los medios de comunicación.
Sin embargo, de forma previa, personas cercanas a la familia revelaron que el sospechoso es originario de Veracruz y que incluso se sabe que este venía huyendo de aquel estado, donde su vida se encontraba en peligro, de tal manera que vino a refugiarse a Puebla, donde tras comprarle gelatinas a Dalia por todo un año, surgió una amistad que tiempo después se convirtió en una relación, a decir de sus conocidos, con mucha violencia.
Incluso un hermano de la hoy occisa señaló que Dalia y el sospechoso tenían dos años de conocerse, aunque por un año vivieron juntos, en ese tiempo el vendedor de frutas la habría obligado a abortar en dos ocasiones.