Dr. Armando Rojano Uscanga
Por iniciativa de la canciller alemana, Angela Merkel, su país y Francia han avanzado en la intención de hacer realidad un impuesto de sociedades común, como reacción a la gran rebaja tributaria recientemente aprobada en Estados Unidos. En su habitual videomensaje de los sábados, la jefa del Gobierno alemán señaló que tras la reforma fiscal del presidente de EEUU, Donald Trump, su Ejecutivo sigue con atención el impacto de esta medida en la competitividad de las pequeñas y medianas empresas alemanas.
Recordemos que Trump bajo el Impuesto sobre la Renta (ISR) a sociedades del 35% al 21%, con buenos resultados inmediatos, pues muchas empresas estadounidenses que tenía su sede fiscal en el exterior retornaron a su país y con ellas inmensos capitales y empleos. Merkel anunció una base impositiva común para los impuestos corporativos de Francia y Alemania, teniendo en cuenta las realidades que ahora encuentran en EEUU. Y deseó que se puedan realizar algunos avances en este sentido para finales de año. Alemania y Francia ya habían apuntado su interés en avanzar juntos en algunas cuestiones como la armonización del impuesto de sociedades, una de las apuestas de la agenda reformista del presidente francés, Emmanuel Macron.
De momento, mientras en nuestro país no se realicen profundos cambios estructurales, solo seremos mudos espectadores de buenas iniciativas como esa. Alemania y Francia tienen a su favor no sólo una moneda común, el euro, sino buenos salarios y poca economía informal. Nosotros sufrimos un esquema de control de cambios implantado por José López Portillo desde 1982, por el cual el gobierno se queda con las divisas que generan las exportaciones; nuestros salarios son bajísimos y nuestro ISR a las personas morales (sociedades) es del 30% contra el 21%de nuestro vecino.