La pandemia del Covid-19 afectó los festejos de la Candelaria este 2 de febrero, con mínimas reuniones en hogares para compartir los tamales, bajas ventas para quienes los elaboran, aunque se observó alguna asistencia a iglesias para llevar los “Niños Dios” con su ropón nuevo.
A diferencia del 2020 y años anteriores, esta vez la tradición de la Candelaria ha tenido que esperar mejores tiempos, hasta que pase la contingencia sanitaria del coronavirus, señala Isabel Martínez, dedicada a elaborar tamales de manera cotidiana, quien ahora vio reducidos sus encargos hasta en un 50 por ciento.
“Incluso quienes sacaron muñequito en la Rosca de Reyes pusieron como pretexto la pandemia para no pagar los tamales que les tocaba poner”, subrayó entre broma y entre en serio doña Isabel.

En iglesias de la conurbación la asistencia de la feligresía para llevar al Niño Dios con su ropón nuevo, como marca la tradición, también fue en menor número.
Ciertamente algunas personas se observaron en Catedral para llevar a bendecir las figuras del Niño Dios, especialmente quienes pidieron para que los proteja del nuevo coronavirus.
Los festejos de la Candelaria este martes fueron en general de manera espiritual, no tanto presencial.
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