Pepenador tiene que trabajar para comer a pesar del coronavirus pese a las recomendaciones de la Secretaría de Salud federal para que la población se quede en casa.
Durante la emergencia sanitaria por COVID-19 se anunciaron un sinfín de medidas sanitarias, desgraciadamente, hay personas que por más que lo deseen no pueden hacerlo.
Ernesto de la Guarda es uno de ellos; a sus 59 camina aproximadamente 10 kilómetros de ida y vuelta por colonias de la zona norte de Veracruz recolectando cartón y botellas de plásticos para venderlos, es su única manera de subsistir.
Acompañado de su pareja, camina empujando una carretilla en la que lleva los materiales que recoge en las esquinas y a las afueras de las casas; son desechos que la gente tira a la basura, pero que para él significan tener un pan sobre la mesa.
No tiene horario, si no encuentra algo durante el día regresa nuevamente por las noches.
“De esto vivo, de esto como, si no salgo a caminar no como, mira, acá traigo unas galletas”, comentó.
La recolección de materiales reciclables no es un trabajo remunerable.
Con los cuantiosos desechos que junta en un día apenas gana 100 pesos, por lo que para Ernesto no hay tiempo para temerle a un contagio de coronavirus pese a que no cuenta con ningún tipo de servicio médico que lo respalde.
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“Cuando no tengo dinero como tortillas con manteca, o frijoles y arroz”, platicó acerca de los alimentos para los que le alcanza en un día normal.
El pepenador lleva una camisa sport para soportar el calor, que ya empezó a aumentar en los últimos días en Veracruz.
Pepenador tiene que trabajar para comer a pesar del coronavirus y la contingencia sanitaria
Va con guantes de piel y con un cubrebocas de tela, elementos que comenzó a utilizar desde enero, cuando escuchó por primera vez del Covid-19, aunque el virus llegó a México hasta el 28 de febrero.
A punto de convertirse en un adulto mayor quedarse en casa no es una opción, no tiene otros ingresos ni acceso a los programas sociales de la Secretaría de Bienestar, por lo que protegerse lo mejor posible del coronavirus es lo único que le queda.
Por si fuera poco, no tiene la posibilidad de buscar un trabajo, ya no lo contratan por su edad, pero lo peor es que no cuenta con acta de nacimiento, CURP o algún otro documento que acredite su identidad.
El COVID-19 es una pandemia que personas como Ernesto no pueden voltear a ver. A sus espaldas, en medio del calor y un peregrinaje extenso, lo persigue un virus que en cualquier momento puede alcanzarlo.
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