Fernando Ficachi, director de Fundación Kayám, platicó con El Dictamen sobre su fundación, la cual se dedica a limpiar ríos con la finalidad de disminuir las cantidades de contaminantes que llegan a los mares.
Asegura que, cuando iba al río a navegar también observaba los problemas de contaminación, pues llegaba a sacar 30 o 40 botellas de plástico en una o dos horas. “En mi mente como buen contador empezaba a hacer cuentas. Decía ‘Oye, a ver, esto es una hora. ¿Cuánto no pasa en una semana, un mes, en un año que todo esto va a parar a los mares?’ Y estoy hablando de un solo río del que yo soy consciente, el que estoy viendo. Ahora multiplica todos los ríos del país, del mundo; y dije ‘esto es una locura’”, cuenta Ficachi.

El director de Fundación Kayám narra que, estando en la universidad, tuvo la oportunidad de hacer un intercambio de verano a Londres, en donde notó que en el río Támesis existían unas jaulas para contener la basura y que esta no llegara a los mares. “Investigando me di cuenta de que el 80% de la basura que está en los mares es porque proviene de los ríos”, dijo y agregó que fue ahí donde decidió hacer algo.
Menciona que sólo vio estas “jaulas” en tres ocasiones, y las fotografías que existían en internet no le daban un panorama amplio para armar unas similares, sin embargo, con ayuda de su papá se aventuraron a armar sus propias estructuras, las cuales llamaron Recolectores Flotantes de Contaminantes. Fundación Kayám tiene la visión de colocar estos recolectores en cada uno de los ríos de país; esto con la finalidad de disminuir los niveles de contaminación.
Fernando, quien es contador de profesión, afirma que, aunque su carrera y área de trabajo no es afín a lo que se dedica en la fundación Kayám, lo que lo motiva es el inmenso amor que le tiene al mar y a que tiene varios años practicando buceo.

“Decidí actuar para mitigar un poquito el problema y contribuir; así es como nace Kayám”, expresó Fernando Ficachi al Dictamen.
El nombre “Kayám” proviene de la Civilización Totonaca, pueblo mesoamericano que habitó principalmente el estado de Veracruz, y significa “Tortuga”.
Ricardo asegura que le encantaría que la sociedad civil se involucre y participe. “He pensado mucho en el gobierno, si para temas de permisos, temas que tienen que saber, no sé. Sigo pensando si vale la pena involucrar al gobierno, es algo que aún no defino pero a mi me encantaría que fuera la sociedad civil y empresas; porque al final las empresas tienen un impacto ambiental, dejan una huella de carbono”.
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Asegura que un modo en que las empresas pueden mitigar esa huella de carbono es a través del apoyo, contribución y colaboración con fundaciones que se dediquen a temas ambientales. “Es como si fuera un bono de carbono. Quizás no pagas un impuesto que en otros países se le paga al gobierno y en México no está regulado; pero se lo puedes dar a fundaciones y entonces de esa manera estás disminuyendo tu huella ambiental”, finalizó el entrevistado.