Homero, decía que prefería ser esclavo del más pobre campesino que reinar sobre los muertos, aunque viéndolo bien, los muertos no tienen lágrimas y olvidan toda pesadumbre, porque su vida en el camposanto consiste en hallarse presentes en el espíritu de los vivos, quizá también considerando que nunca están solos aquellos a quienes acompañan pensamientos nobles. No deja de impactar la reflexión, muy propia del poeta griego del Siglo VIII A.C., uno de los clásicos.
Viéndolo bien, uno como simple mortal entra en algún rango de irreflexión porque le han dicho que el juego de futbol es solamente eso, un juego y ya, que uno debe tranquilizarse si hay resultado adverso y continuar, que la vida sigue. Eso es mentira, total mentira. Toda derrota deja un sabor en boca, paladar y esófago como si hubieses despachado frijol con puerco en la noche.
El poeta suele comentar con esperanzas suspendidas en el aire, sus amores veleidosos que no terminan por incluirlo en sus planes, “si mirar es explorar y encontrar, por qué cuando me miras me dejas huellas?”.
Pues sencillamente porque los poetas son mortales que sobreviven al día, tienen siempre consigo el color de los marginados, el sabor del pueblo, el olor de la pobreza.
Conductora de Fox Sports de Veracruz sorprende con su última foto de Instagram
El equipo de David Beckham ya tiene nombre y logo
Por ello el romántico, digamos que realista, entra a su mundo pensando que tras la derrota es tiempo de salir a buscar a sus muertos, quizá porque tienen ellos, despreocupados siempre, las risas, como un elemento esencial de su paisaje urbano. Así, entrando al mundo de los muertos, el que solamente sobrevive se siente como un rey entre esclavos pero todos más felices que él.
En esas barriadas creadas por la imaginación de una vida paralela que nos cuide bien de la propia, la gente se inclina hacia la música melancólica, quizá como una vía de escape para las penas. Y cada cual sabrá qué clase de penas. Si solo se trata de drama por una pérdida en futbol, se considera que el pesar, como una resaca grande, nunca podrá pasar de dos días de enfado.
En un mundo de sexismo las mujeres, por sus formas, solamente son un objeto. En el mundo del futbol los resultados voltean por completo al ser común, anestesiado por la sociedad actual y siguen creyendo que Juvenal Olmos, detesta la verdad completa por ello solo dice que “falta algo de contundencia”.
Uno debiera conservar el amor al cine, a la música, a la literatura, mujeres y buen vino pero prefiere meterse a la licuadora del futbol cada fin de semana, sabiendo que en ese juego toda esperanza parece estar en bancarrota y los árbitros protegen más a los bribones que se roban el tiempo, que cambian su papel de jugadores a actores dramáticos y los nuestros solo miran.
Debemos intentar cambiar o cuando menos, mejorar. Si algún defensor se equivoca de forma grosera, entonces la responsabilidad se esfuma.. El futbol es así. Debemos voltear a la virgen, dicen que con su mirada cura las heridas. Que sea con fondo de música Gospel y que al oído nos cante Aretha Franklin.