Pasado el desagradable episodio de los abucheos al Presidente Andrés Manuel López Obrador durante su asistencia a la inauguración del nuevo estadio de beisbol de los Diablos Rojos del México, versiones lo atribuyen a que fue a meterse a la “casa del enemigo”, representada en un público integrado por aficionados en su mayoría gente pudiente que no concuerda con las ideas y las acciones del primer Mandatario de izquierda que ha tenido el país.
De alllí también su reacción y el argumento en el sentido de que los gritos de “fuera”…”fuera” habrían sido proclamados por la “porra fifí”.
Fotografías difundidas por redes sociales mostraron en uno de los palcos muy sonriente al excandidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade, presente en la apertura de este nuevo estadio propiedad del magnate Alfredo Harp Helú, cuyo nombre lleva precisamente el inmueble.
Cierta o no la versión de que había allí un público mayoritario con ideas contrarias a López Obrador, la rechifla trajo de inmediato a la memoria los recientes episodios, también de abucheos, a los que se han enfrentado 14 gobernadores de partidos distintos a los del Presidente, cuando han compartido escenarios con AMLO en eventos públicos en sus propias entidades.
Vamos, el acontecimiento en el estadio de beisbol le hizo sentir al Ejecutivo el mismo ánimo adverso del que se quejaron los gobernadores.
Pero más allá de esto, lo destacable es que ha sido la primera desaprobación pública masiva hacia Andrés Manuel en estos casi 4 meses de gobierno en los que había vivido en una especie de luna de miel con la gente.
El hecho, sin embargo, deberá forzosamente que poner al Presidente y su equipo de cabecera, al análisis con detenimiento del escenario que empieza a ponérsele enfrente.
Quizá en ese público haya habido, además de un gran sector que no votó por él, una parte que tal vez lo hizo pero que empieza a mostrar descontento por lo hecho y no hecho hasta el momento.
Los temas de la cancelación del aeropuerto de Texcoco, de la suspensión de los recursos a estancias infantiles, decisión que ha pegado fuerte a las familias especialmente de madres trabajadoras; los amagues por suprimir los refugios para mujeres víctimas de violencia, el intento por copar los entes autónomos como la Comisión Reguladora de Energía, en donde pretendió colocar a personas incondicionales pero sin el mínimo conocimiento del tema, así como la permisibilidad para que maestros de la CNTE estén volviendo por sus fueros con los bloqueos, son factores que le han quitado simpatías al tabasqueño.
El Presidente tendrá que poner también atención a su discurso de confrontación y terquedad expuesto todos los días en las conferencias mañaneras, en el que se perciben dejos de autoritarismo.
Al Ejecutivo no le conviene un crecimiento de las inconformidades porque empezaría a perder muy pronto un capital político que congregó en torno suyo, en buena medida por el hartazgo y la impotencia de la población que vio en él la opción de cambio para este país.
Sus enemigos -a los que él llama adversarios- están al acecho, atentos al mínimo error o descuido para aprovecharlo en su contra.
Es tiempo, como pregona el propio mandatario, de empezar escuchar lo que está balbuceando el pueblo sabio.
POR EL PRI
En el registro de candidatos y sus fórmulas a la renovación de la dirigencia estatal del PRI este domingo en Xalapa, aún con las porras de apoyo a los seis aspirantes que se inscribieron, flotó en el ambiente la denuncia que en la víspera del proceso hizo Antonio Benítez Lucho, en su argumento para desistir de esa intención expuesto en un comunicado: ¡Ya basta de esta farsa perversa en que se ha convertido este proceso de renovación” en el que denunció que persiste un secuestro de “nuestro instituto político, por un grupo de personas aviesas”.
Y en el que fue más allá al señalar que en su partido se busca eternizar el ente bizarro del PRIAN.
Pero sus señalamientos no parecieron importarle mucho a quienes se apuntaron en busca de la próxima presidencia estatal del Tricolor, a saber: Marlon Ramírez Marín, Adolfo Ramírez Arana, Norma Priscila Bautista Aburto, Zaida Lladó Castillo, Damara Gómez y Carlos Aceves Amezcua.
De acuerdo a las versiones que surgen de los entretelones del propio partido, el proceso solo busca dar formalidad a una decisión que ya está tomada, y que desembocará en el dedazo para favorecer al porteño Marlon Ramírez, a quien se ha señalado de ser la punta de lanza de una estrategia que en el futuro podría conjuntar esfuerzos del PRI con el PAN, con tal de poder enfrentar a Morena y su gobierno.
Por ello el regidor con licencia de la comuna porteña, en su discurso de inscripción se apresuró a intentar sacudirse esas sospechas: “Soy, seguiré y me voy a morir en el PRI, porque me ha costado 25 años de trabajo llegar hasta este día, y no se lo voy a regalar a nadie”.
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