Justo un día después de que el dirigente nacional del PRD, Angel Avila, viniera a acusar al secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, de actos de corrupción con alcaldes de la entidad, el responsable de la política interna del estado contestó con una cachetada con “guante blanco”.
Y es que Cisneros Burgos se reunió con la alcaldesa de extracción panista de Camarón de Tejeda, Susana Ameca Parissi en los preparativos de los festejos alusivos a la Batalla de Camarón y para incluir al municipio en la conmemoración de los 500 años de fundación de Veracruz.
La reunión no pudo ser de mayor coordinación ya que se contó con la participación del comandante de la Primera Región Naval, Romel Ledezma Abaroa, y el representante de la Fundación 500 Años AC, Ignacio Reyna.
También estuvieron presentes los diputados locales por Medellín de Bravo y Huatusco, José Magdaleno Rosales Torres y Nora Lagunes, esta última legisladora del Partido Acción Nacional, quien destacó la pluralidad del actual gobierno que encabeza Cuitláhuac García Jiménez.
El mensaje entonces es claro por parte del llamado “dos” de Palacio, demostrando que hay buena relación con los presidentes municipales y que solamente en esta administración se excluye por cuenta propia el que así lo desea.
TRANSPORTE
La paralización del transporte público este domingo era una acción que se veía venir. Aplazada desde el año pasado cuando los transportistas fueron amagados por el gobierno en turno con asegurarles unidades e, incluso, retirarles concesiones.
Esta vez una de las organizaciones de concesionarios se echó el trompo a la uña y suspendió su circulación en varias ciudades de la entidad, cuyo mayor impacto se observó en la conurbación Veracruz-Boca del Río- Medellín.
El presidente de la Asociación de Transportistas del Estado de Veracruz, Víctor Castelán Crivelli, desdijo el argumento de la adecuación de la tarifa (incremento) que un día antes (sábado) habían anunciado como el motivo de la acción de suspender el servicio.
Se ignora qué llevó a la Astrav a retractarse del tema tarifario para cambiarlo por el de la exigencia al gobierno de la entidad para que ponga freno a la circulación de camiones que no estaban operando porque habían reprobado el reordenamiento vehicular, pero que a partir de este administración -señalan- han vuelto a circular.
Explicó el líder transportista que ello les representa una competencia desleal que aunada al ahorcamiento económico en la operación de las unidades (combustibles, refacciones, pago de créditos) les hace ya imposible sostenerse.
Cierto o no, el paro vino a poner sobre la mesa de las discusiones el tema del transporte público que está convertido en una especie de mal necesario para la movilidad de la sociedad.
Un servicio que gobiernos -del partido que sea- (priistas, panistas) no han podido ordenar ni llevarlo a niveles de calidad.
Es verdad que todo ha subido de precio, pero también no está fuera de la realidad que el transporte público es un sector en el que se mueve mucho dinero porque es el principal modo de traslado de la gran mayoría de la población.
Por ello resulta difícil pensar que los concesionarios no obtengan ganancias aún con los costos de operación que argumentan.
Si bien hay que darles el beneficio de la duda en su queja de la descapitalización, es tiempo de que si la nueva autoridad estatal se va a sentar con los dueños de camiones para negociar una eventual alza, les obligue ya a mejorar y optimizar el servicio.
Porque cada vez que les han autorizado incrementos se han comprometido a mejorar unidades destartaladas, presentación y trato de los choferes, manejo adecuado, unidades con espacios para discapacitados, entre otras cosas, y nada de ello han cumplido.
Especial atención hay que poner al comportamiento de los choferes cuya conducción temeraria, correteándose para ganarse el pasaje es causa de constantes muertes de peatones, choques entre ellos y con automóviles a los que prácticamente les arrojan las unidades encima, pasajeros lesionados, maltrato a los usuarios, ya no se diga su estrepitosa música (casi en su mayoría reggaetón) a todo volumen martirizando en los largos trayectos los oídos de los pasajeros, que para los conductores parecieran objetos antes que personas.
Hasta anoche el gobierno del estado no había emitido una posición pública a la exigencia de los transportistas. Se percibe que analizan el tema, porque tampoco sería una estrategia adecuada dar largas a la situación y esperar a que se rindan los concesionarios, porque el asunto amenaza con ir a más.
Sería tiempo de tomar el toro por los cuernos para llevar al transporte de pasaje urbano al tan anhelado buen servicio a la sociedad.
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