Las películas melosas no son para todo público, pero “Una vida maravillosa” que llega desde Dinamarca a Netflix, es una de esas opciones que termina agradando por la letra de cada una de las canciones que aquí se interpretan, sumándose a la buena química entre sus protagonistas y a la historia de un joven, que de ser un pescador, se convierte en un artista importante gracias a su voz y su pasión, y a cada una de las personas que creyeron en él.
A Elliott, un joven pescador dotado de una voz extraordinaria, le llega la oportunidad de su vida cuando lo descubre Suzanne, una importante mánager musical. Suzanne lo empareja pronto con su hija y productora musical, Lilly, con quien la mánager tiene una relación más bien fría. Pero el turbulento y pasado de Elliott no solo amenazará su camino al estrellato, sino también su relación con Lilly.
Si bien toda la película tiene esos elementos clásicos de romanticismo que hacen que el espectador promedio, en su mayoría mujeres; queden encantadas, el fondo de la historia por momentos resulta intenso debido al pasado del joven y a esas tentaciones que en el camino pueden descomponer todo aquello positivo que ha logrado y con lo que se le brinda la posibilidad de tener un mejor comienzo, un futuro prometedor y esa familia que tanto desea.