Entiendo la parte que siempre ha sido muy arriesgado, para los productores y directores, realizar alguna película que musical, porque sabemos que no a todo el público agrada. En lo personal, los musicales son una fantasía total, y si bien algunas historias desde su origen pertenecen a este género, existen muchas otras que se han convertido en el camino, es decir, grandes clásicos que se han convertido de esta manera y que no todas han tenido buen resultado, pero la mayoría de ellas, muestran el esfuerzo por darnos que los tradicionales diálogos dan un cambio justo al ser remplazados por canciones que van de la mano con la historia.
Si bien “El color púrpura” de 1985, dirigida por Steven Spielberg, continúa siendo una película de culto por el gran éxito que logró por sus actuaciones y por la historia desgarradora que nos presentaba, pensar que ha sido convertida en un musical podría generar dudas, pero el resultado ha sido maravilloso por las interpretaciones de cada uno de los personajes, en especial las dos hermanas, por el desarrollo de la historia, aún cuando dura más de dos horas y media, y que en ningún momento se siente incómoda con la enorme cantidad de canciones que son sencillamente perfectas, y eso que tenemos el drama fuerte y ese grado de sensibilidad que nos permite conectar con los personajes desde el primer momento, enfureciendonos por la situación que viven y que duele ver que la problemática de antaño, en la actualidad, continúa existiendo, es decir el racismo, la maldad del hombre sobre la mujer y esa necesidad de ellas de lograr un empoderamiento, sumándose a las pocas oportunidades que existen para un cierto sector de la población.
“Oye hermana, qué vas a hacer voy al río a jugar contigo, seguro que el sol brillará, seremos damas adultas de las que se casan, va a estar bien, va a estar bien”… Ambientada a comienzos del siglo XX, la historia sigue a Celie, una joven mujer negra que está creciendo en el difícil contexto del Sur de los Estados Unidos. Ella y su hermana Nettie tienen que sufrir el duro momento racial del año 1909, además del contaste abuso por parte de su padre. Abuso físico y también sexual, dejando embarazada a Celie. Ella es forzada a tener que dar al bebé y casarse con el granjero Albert “Mister” Johnson, abandonando así a su querida hermana. Durante décadas ambas hermanas tienen prohíbido el contacto por las duras imposiciones del marido de Celie, que la tiene encerrada en casa e impidiéndole recibir correspondencia. Celie intentará reconectar con Nettie con el paso del tiempo y con el cambio de paradigma en la sociedad americana.
Independientemente de si te gustan o no los musicales, esta es una película que vas a disfrutar por completo ya que cuenta con una excelente calidad de producción, las canciones incluyen muy buenas interpretaciones, además de excelentes coreografías, la ambientación peca de exquisita y la selección del Cast hacen que nos mostremos agradecidos por el resultado, ya que cada uno defiende por completo su papel en el que entregan coraje, sensibilidad, angustia y tristeza hacia un camino de esperanza (esto tomando en cuenta los dos tiempos que veremos, en la juventud de las protagonistas y su etapa como adultas), en donde el paso del tiempo puede ofrecer un perdón o una nueva oportunidad para mejorar todo aquello que estuvo mal, recibiendo la redención en un ser humano terrible y violento, para mejorar el daño realizado por muchos años.
Aplauso especial recibe la secuencia en la que Celie comienza a leer las cartas escondidas de su hermana Nettie, teniendo de fondo una melodía y la representación de los momentos que vivo la joven una vez que fue separada de su hermana por segunda ocasión. La nueva adaptación musical, dirigida por Blitz Bazawule, explora el romance entre los personajes de Shug (Taraji P. Henson) y Celie (Fantasia Barrino), a diferencia de la película de Spielberg, donde los personajes compartían solo un beso, pero ahora se representa de manera más explícita la relación amorosa entre ambas, mostrando tanto su amistad como su romance.